El verde de sus hojas es único, oscuro e intenso; su porte, elegante. Dada su forma y tamaño, es lo más parecido a tener un árbol dentro de casa, algo poco frecuente en las plantas de interior. Y por último, sus cuidados son bastante sencillos. Siguiendo algunos consejos, el ficus lyrata te puede durar toda la vida.
Luz: como la mayoría de plantas de interior, el Ficus lyrata no admite los rayos de sol directos. Lo mejor es que reciba iluminación indirecta o tamizada durante varias horas al día.
Agua: el Ficus lyrata no requiere riego abundante. Una vez por semana o cada diez días en invierno y con un poco más de frecuencia en verano es suficiente. Siempre comprobando que la tierra superficial esté seca: encharcar sus raíces sería letal para él. Te recomiendo además que rocíes con agua sus hojas para aumentar la humedad ambiental y mejorar su crecimiento.
Temperatura: los ficus en general no tienen un amplio rango de temperaturas, siendo especialmente sensibles al frío y a las corrientes. La buena noticia es que la media de una casa durante todo el año es perfecta para él. Si no baja de los 15 ºC aproximadamente no tendrás problemas.